En total cumplimiento con la LSSI
(12-10-2002) te enviamos este mail porque perteneces a
nuestra lista de correo y estás relacionado de
alguna forma con la litereatura y el arte. Si deseas ser
borrado de nuestra base de datos lo debes comunicar
respondiendo a este mensaje con el asunto
borrar |
|
Isabel Pérez Si se pudiera prever el porvenir
de alguien por la cantidad de cosas que le han ocurrido
antes de alcanzar la madurez, a buen seguro que el
destino habría reservado para Isabel Pérez (Puente del
Río, Almería, 1981) un hueco en los altares o una
entrada en las enciclopedias. Sin embargo, su principal
mérito consiste en que, a pesar de todo, siempre ha
salido adelante sin dejar de ser la misma. Es estudiante
de medicina en la Universidad de Granada, pero nunca ha
renunciado a dar salida a una vena creativa por la que
ya ha sido recompensada con un par de premios
literarios. Lectora y espectadora entusiasta, aficionada
a la música dotada de un paladar exigente pero no
excluyente, Isa gusta de las sagas y de las rarezas,
mientras consume cantidades ingentes de café para
mantener tal nivel de actividad. Y, aunque ella no lo
sabe y se siente rara, sabe expresar como pocos el
espíritu de su tiempo. Hoy por hoy su mejor personaje es
ella misma, pero aquí encontrarán alguno capaz de
hacerle sombra, que no es decir poco.
|
|
escribe a
Isabel Pérez address@hidden |
Próximamente podrás leer el total de su obra en
su espacio web AQUÍ
|
NO TE PIERDAS UNO DE SUS ESTUPENDOS RELATOS
!!! |
ANAMNESIS Y volver. Y retroceder
sin descanso. Encogerse. Incurvar las
piernas hasta la barbilla, rodearlas con los
brazos. Ocupar sólo una sexta parte de la cama y
seguir disminuyendo. Menguar con cada lágrima,
difuminarse, ser sólo un perfil borroso que también se
diluirá por el corrosivo ácido de la tristeza. Y no
importa. Cerrarse y seguir reduciéndose, con
una coraza de odio que por instantes se adapta a las
nuevas y pequeñas dimensiones de lo que soy. Shhh!!!
Silencio. Más y más pequeña, ausente, yerma, sorda, muda
y ciega. Muerta. Pero por desgracia aún
viva. Eso es lo que me has hecho. Y por
encima de todas las cosas sigo menguando, minúscula,
hasta ser sólo polvo silente que se lleve el viento para
siempre lejos de todo lo que todavía me está haciendo
daño.
Y regresar. A aquella noche, a todas las
noches que fueron una copia de la misma maldita noche y
destrozar ese recuerdo como destrozada está mi alma.
Regresar a la noche eterna, a salvo en el vientre virgen
de mi madre. Caliente y dulce refugio donde no
hay lugar para la memoria ni para el
futuro.
Tello me esperaba, habíamos quedado para
preparar juntos un examen. Llegaba más de una hora tarde
y aún no había salido de casa. La idea de no aparecer
ganaba voz dentro de mi cabeza; pero cuando Ana se fue
al colegio de Antonio, al quedarme sola, me decidí
definitivamente a ir. Craso error. Llevaba sólo las
llaves y la carpeta. Avancé firmemente por el pasillo y
llamé al ascensor. Taconeé impaciente mientras subía
-hay que joderse, vivir en un séptimo- y ya no pensé en
nada. Mi cara se estrelló contra el marco de
ascensor varias veces y con fuerza. Intenté gritar, juro
que intenté gritar; pero mi voz se evaporó al notar el
tacto frío y punzante de una navaja dibujando una línea
que cruzaba de un lado a otro mi cuello.
Era más
alto y más fuerte que yo. El pasamontañas sólo me dejaba
ver sus ojos, en los que no pude leer más que un
desprecio inmenso y antiguo del que yo no era
culpable. Me cogió del pelo y comenzó a susurrar en
mi oído; acaté cada una de sus órdenes y como un
autómata me dejé arrastrar a las escaleras que suben al
desván del portero.
Niña tonta. No gritar y mira
que querías. Ni un miserable murmullo, nada. Solo
silencio poblado de desgracia, de negación, de
incredulidad, de interrogantes sin
respuesta... Y notar las líneas paralelas. El
dolor geométricamente delimitado por cada uno de los
escalones que se clavaban en mi espalda bajo el
demoledor peso del mundo que se me venía encima. Y el
frío. El helor que penetró y que aún persiste en cada
rincón oculto de mi cuerpo. Y el asco. El hedor de su
aliento, la horrible facilidad con que su saliva se
deslizaba por mi garganta; y no poder evitarlo. Mirar
sus ojos y no conseguir impedirlo. Implorar, suplicar,
encomendarme a un dios en quien no creía no sirvió para
salvarme. Quería morir. Ya daba igual lo que pasara,
solo quería sucumbir al olvido y no dejar rastro de
haber estado nunca aquí. Borrar todo lo que fui antes de
ese momento y desaparecer, diluirme en el tiempo y en el
espacio; quise ser irreal, un sueño, un fantasma, aire,
nada.
Y todo el dolor del mundo concentrado bajo
mi vientre. Sentir el desgarro infinito de cada uno de
los pilares de mi ser, el escozor provocado por mil
cerbatanas que apuntaban allí donde más dolía, allí
donde era imposible no herir mortalmente. Y te
fuiste. Y no te apiadaste de mí y me
mataste.
Preferiste huir prolongando para siempre
mi agonía, persiguiéndome en cada uno de mis sueños, en
cada esquina que doblo, en cada ojos que veo y
vigilo.
Y en el miedo de llevar en mis entrañas
un hijo tuyo, un hijo que derramaste y olvidaste para
siempre. Un hijo al que tuve que matar sin darle
siquiera la oportunidad de nacer y explicarse, un hijo
al que maté sin dejarle por lo menos revelar el absurdo
sentido de su presencia. Y en el pánico de llevar
entre mis venas un pequeño virus de apenas cuatro letras
que imprime cada una de las personas que puebla con el
estigma de ser un cadáver que aún no tiene fecha de
defunción ni santa sepultura. Y aún así no tuviste
suficiente. No te bastó con el privilegio de ser el
primero, marcaste a fuego mi recuerdo para ser también
el único.
Pero voy a
sobrevivir. Vengo corriendo desde esa mota de
silente polvo que fui cuando ya no quedó nada mío que
destrozar, cuando no quedó cordón umbilical que me
uniera a la vida. Vengo corriendo desde la
condena de la memoria, rompiendo las cadenas,
extendiendo los brazos para abrazar mi recuperada
libertad.
Intenté matarte en mi recuerdo, pero
parecías haberte hecho inmune a la muerte. Encontré
la salvación cuando ya no lo esperaba, cuando se habían
cerrado las apuestas, cuando me había acostumbrado a
perder. Clavé la uñas en la armadura que rodeaba cada
una de mis palabras y la arranqué. Hubo sangre en mis
manos, pero no importó; porque era sangre nueva, sangre
roja, sangre viva. Y luche para encajar cada una de
las piezas que me componían antes de que me encontraras.
Me afané por juntarlas todas, por darles un sentido que
diera sentido a mi existencia, por completarme, por
reconocerme bajo el mismo rostro que hacía meses no
veía. Y casi completé el rompecabezas de mi vida;
pero me faltaron algunas piezas. Llegó el trabajo que
preveía más duro, volver a amar. No rehuir las caricias,
no rechazar los besos. No aniquilar los caminos que
podían conducirme a la felicidad.
Y lo conseguí.
Encontré la pieza que faltaba en el jodido puzzle, me
consumé. Esa pieza fueron las manos que cerraron tus
heridas, los besos que borraron tu saliva, la ternura
que anuló tu violación. Estoy de nuevo viva. Ya se
cuál es el camino, y aunque a veces pretenda desviarme y
volver a ser la mota silente de polvo que vuela y
desaparece se que no me dejará. Ya sé que nombre he de
ponerle a mi felicidad, aunque sea cobarde y no me
atreva. Estoy aquí, te estoy desafiando a
destruirme. Ven ahora y termina lo que hiciste
o vete para siempre. Abandona cada uno de mis
pensamientos, vacíame de ti y déjame seguir en
paz. Deja que encajen todas mis piezas, deja que se
acoplen nuestros mundos y huye, deja libre el último
reducto de mi miedo y volveré a
respirar.
Uno,
dos,
tres,
cojo
aire,
abro los ojos.
Y
contemplo una nueva primavera que tras un año de oscuro
invierno florece ante mi, sostenida por tu mano,
arropada por tu cuerpo...
A las dos piezas que
compusieron de nuevo mi vida. |
escribe a Isabel
Pérez address@hidden
|
|
![](jpgsq_esvgYQN.jpg)
|
En total
cumplimiento con la LSSI (12-10-2002) te enviamos este
mail porque perteneces a nuestra lista de correo
y estás relacionado de alguna forma con la
litereatura y el arte. Si deseas ser borrado de nuestra
base de datos lo debes comunicar respondiendo a este
mensaje con el asunto
borrar | | | |
|